Aleidys llegó a la República Dominicana en 2017. Cuando estaba en su hogar en Barquisimeto, una ciudad a 350 km al sudoeste de la capital de Venezuela, Caracas, trabajaba como profesora de Educación Física.

Cuando llegó a la República Dominicana las cosas no fueron fáciles.

Mientras se estaba estableciendo, empezó su propio micro emprendimiento con el cual vendía queso. Sin embargo, después de un tiempo, su pasión por los deportes afloró.

Ahora, además de su trabajo diario, los fines de semana da lecciones de kicking ball. Sus estudiantes son mujeres y jóvenes venezolanas y dominicanas. “Yo fui atleta cuando estaba en la universidad”, dice Aleidys. “Seguí con la práctica de kickball y después de eso me convertí en entrenadora. También soy referí en esta disciplina”. Aleidys tiene unas 60 alumnas. Para ella estas clases permiten un intercambio cultural entre mujeres dominicanas y venezolanas, el cual facilita no solamente la integración sino que también promueve un sentido de comunidad.

Las mujeres dominicanas son guerreras, igual que las venezolanas. Son atrevidas, activas y muy capaces en el campo de juego.

Después de casi cinco años en el país, Aleidys se benefició con el programa de regularización ofrecido por el Gobierno dominicano, en coordinación con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Ella ahora detenta documentación regular, por lo tanto su estatus es regular en el país, lo cual hace que le resulte más sencillo perseguir sus sueños.

SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES